Mentoreo: Desarrollo de la próxima generación de líderes
8 abril, 2021


La vida no se trata de sólo cumplir nuestro propósito, sino como Jesucristo, de vivir y morir por las personas. Se basa en el hecho de ayudar a otros a alcanzar todo su potencial de modo que puedan conocer, apreciar, y usar la gran herencia de la fe que se encuentra en Cristo.

Existen líderes que han demostrado por décadas una asombrosa consagración a la obra de Dios, y que no obstante, pareciera que les falta revelación acerca de la necesidad e importancia de formar a una nueva generación que sirva a Dios.

Es responsabilidad de los pastores transmitir su conocimiento y capacitar a aquellos que están creciendo en sus círculos de liderazgo e influencia, de tal modo que los frutos de una generación puedan pasar a la siguiente, y los más jóvenes puedan aprender de los más viejos.

La nueva generación de ministros necesita líderes desinteresados, que no estén buscando ganar un nombre o una posición, sino más bien estar deseosos de transmitir su experiencia y entendimiento a otros simplemente por amor a la obra de Dios.

Algunos líderes no son buenos para sentarse a conversar para intercambiar verdades. O no son buenos para dedicar tiempo a escuchar a aquellos que han estado forjando la senda que vemos delante de nosotros. La generación emergente de líderes necesita ser escuchada más que dicha, abrazada más que regañada. Muchos de ellos han crecido sin sus padres presentes, ya sea física o emocionalmente, por eso necesita con desesperación hombres y mujeres de Dios que de alguna manera cubran esa falencia y cubran esa función intencionalmente.

Mentorear tiene que ver con ayudar a alguien a vislumbrar su propio futuro con esperanza y fe de poder alcanzarlo, y ayudarle a ver la ruta a seguir con el fin de lograrlo, mientras procuran la voluntad de Dios para sus vidas y ministerio. Mentorear es más acerca de transmitir principios de vida que métodos formales. El líder o pastor que tiene corazón de mentor cree en las personas y en sus sueños.

Un mentor realmente puede hacer la diferencia. Tener a alguien que entrene a otro en el deporte, lo vuelve un mejor deportista. Tener a alguien que entrene a otro en la vida cristiana, lo vuelve un mejor cristiano.

Cada ministro joven debería tener a alguien que lo acompañe y camine a su lado en el día a día del ministerio. Alguien que esté dispuesto a compartir su experiencia y ser un amigo. Alguien que esté dispuesto a ser un hermano mayor. Alguien que pueda ser un ejemplo de cómo ser un pastor.

El arte de mentorear ha ido cambiando con el paso del tiempo. Parecería que algunos líderes y pastores actuales no se han percatado de esto, y continúan el proceso de formación de ministros con el modelo antiguo, que ciertamente funcionó en el tiempo moderno, no así en la postmodernidad.

En el libro El Mentoreo Magistral, sus autores Osterhouse y Teja dicen lo siguiente:

“El mentoreado pasa de ser una persona pasiva a un participante activo. Al mismo tiempo, el mentor pasa de ser una figura de autoridad a un facilitador. El mentor trabaja fuerte para crear un ambiente en el que se promueva el aprendizaje. La relación está determinada por metas, una condición que la mayoría de adultos aprecian. En vez de vivir a través de una sola relación de mentoreo, el mentoreado puede experimentar varias a lo largo de su vida.”


Por Billy Saint
Extraído del libro: «Mentoreo de Pastores Jóvenes«

¿En qué podemos ayudarte?