Serie 5: Sermón del Monte
La Serie Sermón del Monte incluye 21 lecciones de teología práctica para la vida diaria a partir de las enseñanzas de Jesús compartidas en este maravilloso sermón, abordadas a través de preguntas inductivas y con aplicación a la vida cristiana. Haz clic en los Manuales para más información:
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Serie Sermón del Monte | AlumnoAR$5,800
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Introducción al Sermón del Monte
Lucas relata, en el capítulo 6 de su libro, un día que fue una bisagra en el ministerio de Jesús. Comenzó con toda una noche de oración asolas en el monte, en la que Jesús se ponía en sintonía con el Padre para un día trascendente. Esa misma mañana escogió, de entre la multitud que lo seguía, a doce hombres que serían sus discípulos, a los cuales más adelante llamaría apóstoles. Luego, sanó a una gran cantidad de enfermos y liberó a muchos endemoniados. Finalmente, comenzó a compartir el sermón más maravilloso jamás predicado: el Sermón del Monte, en el cual Jesús abordó varios temas de la vida cotidiana, enfocándolos desde una perspectiva teológica y práctica, enfatizando la voluntad de Dios para cada uno.
El Sermón del Monte es una exposición clara, poderosa y directa de la conducta que el Señor Jesús espera de sus discípulos. Si nos examinamos a nosotros mismos y a nuestro alrededor, notaremos la gran necesidad que tenemos del mensaje poderoso del Sermón del Monte. Estos últimos tiempos se caracterizan por la superficialidad en el compromiso con Cristo. La tendencia es seguir a Cristo por las bendiciones que recibimos y no porque Él es Dios y Señor de nuestra vida. Hoy más que nunca es imperativo escuchar, entender, vivir y predicar el Sermón del Monte.
Contexto del Sermón del Monte
Jesús enseñó el Sermón del Monte en los inicios de su ministerio. En Mateo 4:23-25 vemos que grandes multitudes lo seguían a causa de los milagros que hacía, por eso Jesús confrontó a sus seguidores con este mensaje, mostrándoles que su misión no era simplemente hacer milagros, sino sobre todo establecer el reino de Dios en la tierra (Mateo 4:17) y les mostró las demandas que este reino establece: lealtad, obediencia, justicia y santidad. Jesús dio este discurso al pueblo hebreo, cuyas tradiciones religiosas habían reemplazado el significado y el espíritu de la Ley de Moisés. Algunos eran muy conservadores y otros muy liberales. Hoy en día, esta tendencia de darle más importancia a la tradición que a la Palabra y al Espíritu sigue siendo muy fuerte. Muchas veces los creyentes nos conformamos con un estilo de vida poco mejor que el mundo, pero lejos de lo que Dios espera de nosotros.
Importancia del Sermón del Monte
El Sermón del Monte nos sirve como un resumen de los principios del Reino de Dios. Se aplica directamente a la iglesia de hoy y nos enseña cómo quiere Dios que vivamos, en términos sumamente prácticos. En él encontramos muchos principios de ética cristiana que debemos incorporar a nuestra vida con la ayuda del Espíritu Santo. Jesús enseñó, a través de este sermón, que no basta con las acciones, sino también cuentan las intenciones. Este precioso sermón es el código de conducta que debe de llevar todo seguidor de Cristo durante su peregrinaje en la tierra.
Aplicación del Sermón del Monte
El verdadero discípulo de Jesús no obedece PARA ser salvo, sino que obedece PORQUE ya ha sido salvo. Su estilo de vida es fruto del trato de Dios en su vida. Jesús espera de sus discípulos una manera de pensar diferente, una actitud y enfoque distinto al que tenía antes de entrar en el reino de Dios. Nos enseña a dar importancia a las cosas que son importantes para Dios y a calibrar nuestra manera de pensar, nuestros puntos de vista y objetivos a fin de que estén alineados con Él y con Su voluntad. Eso nos hace ajustar nuestra actitud hacia el dinero y las posesiones, nuestra tendencia a preocuparnos por las cosas y nuestra manera de relacionarnos con los demás.
Cuando alguien comprende y practica los principios que Jesús presentó en el Sermón del Monte, su vida se va transformando, haciéndose cada vez más parecido a Cristo en su manera de ser, y así reflejándolo cada vez más en su propia vida (2 Co 3:18). Es decir, vive “cristianamente”. En el Sermón del Monte queda claro que las bendiciones que el discípulo de Cristo recibe son el resultado de haber buscado primeramente el reino de Dios y su justicia.