A lo largo de las Escrituras encontramos una carga constante de tomar en serio la responsabilidad de declarar la fidelidad de Dios a la siguiente generación. Lo hacemos porque es un acto de obediencia y porque es la manera en que Dios lo ha determinado para que cada generación le conozca de manera personal y a su voluntad, experimentando así su poder y su amor.
Génesis 28:13 dice “Jehová estaba en lo alto de ella y dijo: «Yo soy Jehová, el Dios de Abraham, tu padre, y el Dios de Isaac; la tierra en que estás acostado te la daré a ti y a tu descendencia.”
En este sólo versículo vemos cómo Dios está teniendo en cuenta a cuatro generaciones a la vez: la generación de Abraham, la de Isaac, la de Jacob y la de los hijos que Jacob tendría.
En las Escrituras vemos que son muchas las ocasiones en las que Dios se muestra como un Dios de generaciones. Dios habla a la generación en curso, sin perder de vista las generaciones pasadas ni las futuras.
En Génesis 26:24, Dios se presenta a Isaac “Yo soy el Dios de tu padre Abraham”. Ya vimos cómo en Génesis 28:13 Dios se revela a Jacob como “el Dios de Abraham tu padre, y el Dios de Isaac”. En Éxodo 3:6, Dios se presenta a Moisés de la misma manera: “Yo soy el Dios de tu padre, Dios de Abraham, Dios de Isaac, y Dios de Jacob”.
Es maravilloso ver el deseo y determinación de Dios de darse a conocer a todas las generaciones, a cada una en particular. Jamás se ha centrado en una generación específica y descuidado las otras. Dios no ha cambiado en lo más mínimo: sigue siendo un Dios de generaciones, y sigue revelándose a cada generación de manera personal.
Dios amó a la generación de los tiempos bíblicos y se reveló a ellos de manera poderosa. Ama a los que hoy transitamos este tiempo y se revela a nosotros. Amará a cada persona que nazca en los próximos años y se revelará a ellos también.
El sueño de Dios siempre ha sido el que expresó a través del profeta Jeremías en 24:7: “Y les daré corazón para que me conozcan que yo soy Jehová; y me serán por pueblo, y yo les seré a ellos por Dios; porque se volverán a mí de todo su corazón”.
Dios es un Dios de generaciones, y se revela a cada una de manera especial, de acuerdo a su “lenguaje”. A Moisés le habló desde una zarza. A Jacob le habló en sueños. A Saulo un resplandor de luz lo arrojó a tierra. A Isaías Jehová le habló por medio de una visión. A Ananías, el mismo Señor se le presentó en una visión.
Dios sabe cómo revelarse a cada persona en cada generación. La razón es que cada generación tiene una percepción diferente de la vida que la generación anterior. Por lo general son perspectivas demasiado distintas y hasta opuestas, difíciles de conciliar. Por eso debe ser Dios mismo quien se revele a ellos. Y por eso los instrumentos humanos que Dios utiliza deben ser acordes a la generación que Dios deba alcanzar.
Deuteronomio 6:6-7 dice “Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón; y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes.”
Salmos 145:4 dice “Generación a generación celebrará tus obras, Y anunciará tus poderosos hechos.”
Vemos aquí claramente cómo Dios cuenta con cada generación para anunciar sus hechos a la siguiente.
Salmos 78:2-8 dice “Hablaré cosas escondidas desde tiempos antiguos… que nuestros padres nos las contaron. No las encubriremos a sus hijos, contando a la generación venidera las alabanzas de Jehová, Y su potencia, y las maravillas que hizo. El estableció testimonio en Jacob… la cual mandó a nuestros padres que la notificasen a sus hijos; para que lo sepa la generación venidera, y los hijos que nacerán; Y los que se levantarán lo cuenten a sus hijos, a fin de que pongan en Dios su confianza, Y no se olviden de las obras de Dios; que guarden sus mandamientos, Y no sean como sus padres, generación contumaz y rebelde; generación que no dispuso su corazón, ni fue fiel para con Dios su espíritu.”
Este salmo expresa con gran claridad el grado de responsabilidad que cada generación tiene hacia la siguiente, y la actitud que ésta tendrá hacia Dios. El salmista denuncia a una generación por no transmitir el testimonio de Dios a la siguiente. Al mismo tiempo que se determina a actuar diferente, tomando el desafío de transmitir el testimonio de Jehová a la siguiente generación, justamente para que “no sean como sus padres, generación contumaz y rebelde”.
Salmos 71:18 dice “Aun en la vejez y las canas, oh Dios, no me desampares, Hasta que anuncie tu poder a la posteridad, Y tu potencia a todos los que han de venir.”
Vemos en este salmo la determinación del salmista de transmitir el poder de Dios a las generaciones futuras. Aun siendo ya un anciano, sigue considerando su responsabilidad de comunicar el mensaje de Dios a los que son más jóvenes que él.
Zacarías 8:4-5 dice “Así ha dicho Jehová de los ejércitos: Aún han de morar ancianos y ancianas en las calles de Jerusalén…. Y las calles de la ciudad estarán llenas de muchachos y muchachas que jugarán en ellas.”
En el pasaje anterior podemos apreciar la voluntad de Dios de que las diferentes generaciones habiten juntas, en unidad y sinergia, los abuelos y abuelas a la par con los muchachos y muchachas.
2 Timoteo 2:2 “Lo que me has oído decir ante muchos testigos, encomiéndalo a creyentes dignos de confianza, que a su vez estén capacitados para enseñar a otros”.
Ya situados en el Nuevo Testamento, podemos ver la perspectiva del más grande formador de pastores de la iglesia primitiva, el apóstol Pablo. En este versículo el apóstol deja ver cuatro generaciones alcanzadas por el Evangelio: la generación de Pablo, la de Timoteo, la de los discípulos de Timoteo y la generación de los que ellos ganen en el futuro.
No hay dudas de que Dios es muy intencional y claro en su Palabra respecto a la importancia y trascendencia de que cada generación sea consciente y abrace esta responsabilidad de transmitir la Palara de Dios a la siguiente, y de asegurar la continuidad de la iglesia de generación en generación.
Por Billy Saint
Autor de Manuales Bíblicos de Discipulado y Mentoreo